Uno de los cambios que ha experimentado el país y la política, es que se acabaron las “partidas circuitales”.
Desde 1990, con el fin del régimen militar, los diputados se beneficiaron de fondos públicos para nombrar personal, promover el clientelismo, alentar la reelección y favorecer un círculo vicioso.
Con la llegada del presidente José Raúl Mulino, al menos hasta ahora, la “chamba” fácil con los fondos públicos se acabó.
La buena política legislativa llegó con aires de renovación y diputados impetuosos. Los cambios son lo mejor de todo.