Cuando Blake Grupe, de los Indianapolis Colts, anotó el mejor gol de campo de su carrera, de 60 yardas, el pasado fin de semana, parecía que otra patada monstruosa había decidido el resultado de un partido de la NFL.
Segundos después, los Seattle Seahawks anotaron su propio gol de campo ganador, de 56 yardas, lo que pone de relieve cómo este tipo de anotaciones, que ni siquiera se habrían intentado hace una década, están transformando el football americano.
"Estamos haciendo nuestro trabajo si lo hacemos parecer fácil", dice riendo Brian Egan, entrenador especialista de varios de los mejores pateadores...