Cultura

Los platillos que cruzan fronteras

07 de noviembre de 2025

Centroamérica no solo comparte historia y fronteras: también comparte fogones, recetas ancestrales y una identidad que se cocina a fuego lento.

Desde el maíz hasta el café, desde el plato típico del campo hasta la especialidad de cada fiesta nacional, la región demuestra que la comida es también un mapa de memoria y tradición.

En Panamá, el punto de encuentro es cultural y culinario, la mesa combina lo afroantillano, español, indígena y lo caribeño. Del sancocho de gallina a la carimañola, del arroz con coco a la ropa vieja.

Además, en su gastronomía se incluye el pescado frito con patacones; en el interior la mazamorra y el bollo relleno. Al cruzar hacia El Salvador la reina es indiscutible: ‘la pupusa’ rellena de queso, frijoles o chicharrón y acompañada con curtido y salsa de tomate, es uno de los platos más reconocidos en el mundo.

Pero la mesa salvadoreña también ofrece yuca con chicharrón, riguas y atol shuco.

En Honduras, la gastronomía mezcla lo indígena, afro y mestizo. La baleada tortilla de harina con frijoles, queso y crema es su plato por excelencia, mientras que en la costa caribeña sobresalen platos con coco como la sopa de caracol o el tapado. Por otra parte, Nicaragua se reconoce por su gallo pinto un desayuno con arroz y frijoles, pero también por el vigorón, el nacatamal y bebidas tradicionales como el pinolillo.

Además, en Costa Rica sobresale ‘el casado’ un platillo que tiene: arroz, frijoles, ensalada, plátano maduro y carne o pescado. La gastronomía tica también está marcada por el fresco uso de vegetales, hierbas y productos del huerto.

Finalmente, está Belice con una fuerte raíz caribeña y garífuna que aporta sabores únicos como el ‘hudut’ que es pescado en crema de coco con machuca, frijoles rojos y arroz de Belice y el ‘boil up’ con pescado o rabo de cerdo junto con yuca, ñame, batata o plátano.

Mientras el mundo mira hacia grandes capitales gastronómicas, los sabores centroamericanos siguen creciendo en reconocimiento internacional, impulsados por chefs jóvenes, cocineros tradicionales y un movimiento culinario que defiende lo propio, sin miedo a evolucionar.

En todos estos países, el maíz, los frijoles, el café, los plátanos y el coco son hilos que tejen similitudes