El metro de Roma desvela sus tesoros arqueológicos bajo el Coliseo
Pasada la entrada del metro, varias vitrinas exhiben jarras, lámparas y otros tesoros de la antigua Roma, una particular bienvenida a la estación del Coliseo, que abrió sus puertas el martes tras 13 años de obras y un desafío tecnológico sin precedentes.
Con cuatro niveles y una profundidad de hasta 32 metros en el corazón de Roma, la estación “Colosseo-Fori Imperiali”, en la tercera línea de la capital italiana, tiende un puente entre el transporte moderno, la arqueología y la ingeniería.
Fruto de una proeza técnica y arqueológica, ofrece, además de la interconexión con la línea B, una visión inédita del extraordinario patrimonio descubierto durante más de una década de excavaciones, que retrasaron en varias ocasiones las obras.
Por el precio de un simple billete (1,5 euros o 1,77 dólares), el viajero accede a un espacio museístico subterráneo, donde se exhiben unos 350 objetos: jarras y lámparas de cerámica, una rara espada de madera del siglo III a. C., cubos de chapa de bronce, estatuillas...
Un poco más lejos, unas termas privadas pertenecientes a la “domus” (residencia) de un rico romano, perfectamente conservadas, dan testimonio de la riqueza de los barrios de la época republicana, enterrados por el emperador Nerón para la construcción de su Domus Aurea tras el incendio de Roma en el año 64 d. C.
Durante el Imperio romano, la ciudad se construyó en capas sucesivas: los templos y foros se construían sobre cimientos más antiguos antes de ser cubiertos a su vez, lo que creó un terreno de investigación fascinante para los arqueólogos.
“Lo más importante que hemos logrado transmitir es una visión (...) de la vida cotidiana”, resume Elisa Cella, arqueóloga del Parque Arqueológico del Coliseo.
En el nivel más alto de la estación, una abertura triangular excavada en el suelo ofrece incluso una vista desde abajo del majestuoso anfiteatro romano.
“Extraordinario pasado”
El alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, defendió durante una visita inaugural el martes las largas y costosas obras que paralizaron parte de la capital italiana, complicando los desplazamientos de los habitantes y de millones de turistas.
“Estas excavaciones, estos descubrimientos arqueológicos, no son un obstáculo”, argumentó, viéndolos más bien como una oportunidad para sacar a la luz “el extraordinario pasado” de la ciudad.
Ante la singular complejidad geológica de Roma, la línea C adoptó una técnica “arqueológica descendente”, desarrollada específicamente para las estaciones del centro histórico.
Este método consiste en instalar losas intermedias a medida que avanzan las excavaciones, de arriba abajo, garantizando así la estabilidad y la continuidad de las estructuras.
Inaugurada también el martes, la estación vecina de Porta Metronia, a pocos pasos de las Murallas Aurelianas, revela un vasto complejo militar del siglo II d. C., bajo el emperador Trajano, que incluye una residencia decorada con frescos y mosaicos.
“Roma siempre se ha construido sobre sí misma. En algunos barrios (...), el nivel arqueológico supera los 20 metros; en otros casos, es más superficial, ya que algunas intervenciones urbanísticas modernas rebajaron el nivel para nivelar el terreno”, explica Simona Morretta, responsable de las excavaciones y del museo de Porta Metronia.
Iniciada en 2007, la construcción de la línea C, que conecta el noreste con el sureste de la ciudad, contará con 31 estaciones repartidas a lo largo de 29 km una vez terminada.