La vida nocturna de los bohemios del ayer
El mundo bohemio en Panamá de hace cuatro décadas nos trae grandes recuerdos de momentos inolvidables en el alegre y folclórico corregimiento de Rio Abajo. Era la zona preferida de los rumberos, porque había un ambiente muy movido con bares, boîtes, y centros nocturnos con música de orquestas en vivo y discotecas, donde el panameño desde el jueves (viernes chiquito) iniciaba la rumba.
Innumerables recuerdos han dejado para muchos esos años de la vida nocturna que se fue. Ese ambiente bohemio no ha muerto, sigue, pero con otros escenarios y otra generación que ha introducido su propio estilo y música, para la diversión.
El significado de la palabra bohemio según la Real Academia de la Lengua es “persona que lleva un estilo de vida libre y poco organizada, en especial de vida convencional”. Hemos escuchado esa frase “Juan lleva una vida de bohemio” es por esa razón que podemos atribuirle este dicho a que es una vida loca como la de algunos artistas.
Empezamos con la vida bohemia nocturna de esa generación de los años 1960, 1970 y 1980 que vivió esa época y hoy retrotraemos en esta crónica. Mencionaré el famoso sitio El Rancho Grande, fue un centro de diversión que funcionó por muchos años en el Corregimiento de Río Abajo. Ahora en ese lugar están ubicadas unas oficinas de la Fundación Melo, y del Sindicato de trabajadores de dicha empresa, y al lado está el Puente de Río Abajo.
Al Rancho Grande, se iba en pareja o en grupo de amigos, porque mantenía un ambiente muy alegre con música de salsa, y tenía como orquestas de planta a los Beacher de Bocas del Toro, la orquesta del dominicano Rafael Labasta, y la orquesta de Máximo Rodríguez. Fue un centro que dio mucho que hablar, porque era uno de los favoritos de los rumberos de esa época.
Para los tiempos de las fiestas patrias, y carnavales, los panameños residentes en Nueva York venían a Panamá, y no podían dejar de visitar esta área de Río Abajo, para divertirse y rumbear en un ambiente que le hacía recordar ese sabor y alegría del panameño. Además al finalizar la noche bohemia había lugares para tomarse un buen sancocho de gallina, o deleitase con un saus, y frituras como también un apetecible domplin con picadillo, y bistec picado con tortillas. ¿Quién no recuerda estos inolvidables tiempos? Los bohemios nocturnos recorrían estos bares y discotecas buscando donde había un ambiente alegre y pegajoso.
Con el tiempo la actividad de la vida nocturna dio un giro, y surgieron en los años 1990 otros sitios de diversión. Por ejemplo, la discoteca El Caballo de Hierro, estuvo ubicada en el sector de la Avenida 12 de octubre, en los terrenos donde actualmente está la Farmacia Arrocha. La idea de los propietarios fue utilizar unos vagones de un tren y los acondicionaron con una pista de baile, y mesas para parejas o en grupo. Había en los exteriores un restaurante al aire libre, y otro cerrado fue un lugar muy visitado por los jóvenes bohemios los fines de semana.
En el área de la Vía Fernández de Córdoba o Vista Hermosa, también existieron centros de diversión El Zarati, con la orquesta de Rene Santos, El San Remo, donde tocaba la Orquesta de Tille Lambolia, y la de Colaquito Cortez. Era un ambiente de fiesta. También otro como Las Molas en la Transístmica. Para los bohemios tipiqueros había centros bailes como La Pollera, Jardín Cosita Buena y El Jardín Orgullo de Azuero. El Sr. José, con nostalgia nos comentó ojalá volvieran esos tiempos.
* El autor es periodista.