El impulso disruptivo del siglo XXI
La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una fuerza disruptiva que redefine sectores como la salud, el transporte y la educación. En lugar de automatizar tareas, la IA ofrece soluciones más eficientes y personalizadas. En salud, los algoritmos permiten diagnósticos más rápidos, prediciendo enfermedades antes de manifestarse. En el transporte, los vehículos autónomos prometen mayor seguridad vial y están transformando las ciudades. La educación también evoluciona con sistemas de aprendizaje adaptativo que ajustan los contenidos a las necesidades de los estudiantes.
Sin embargo, este potencial viene con desafíos. La privacidad de los datos, el impacto en el empleo y la ética de las decisiones automatizadas son preocupaciones crecientes. A pesar de estos retos, el progreso es innegable.
Los avances en modelos como GPT y las APIs democratizan el acceso a esta tecnología, lo que significa que empresas de todos los tamaños están empezando a aprovechar su poder. La pregunta ya no es si la IA va a cambiar el mundo, sino cómo gestionaremos su impacto para asegurarnos de que lo haga de manera justa y responsable. Estamos solo al comienzo de una revolución que promete cambiar el mundo.
* Docente universitaria.