Tanatología, una guía para enfrentar el duelo

La tanatología se ha convertido en una disciplina clave para comprender cómo vivimos la muerte y los procesos de pérdida.

Según la psicóloga Lorena Bethancourt, se trata del estudio científico de la muerte, sus etapas y los fenómenos que la rodean con un propósito central: brindar apoyo profesional a enfermos terminales, a sus familiares y a cualquier persona que atraviese un duelo.

Además, Bethancourt explicó que esta disciplina ayuda a que las personas acepten la muerte como un proceso natural, de modo que quienes enfrenten una enfermedad terminal puedan vivir con dignidad y quienes pierden a un ser querido encuentren herramientas para sobrellevar su dolor.

La especialista recordó que “todos atravesamos distintos duelos a lo largo de la vida. Un duelo implica una pérdida significativa y cada individuo la vive de forma única. No existe un tiempo fijo para “superarlo”, ni un camino lineal: hay días de estabilidad y otros de abatimiento”.

Por otra parte, el psicólogo Edgar Valderrama, especialista en trauma psicológico, coincide en que la tanatología permite acompañar con humanidad y claridad emocional. También destacó que uno de los aspectos centrales es la aceptación de la condición o enfermedad, tanto por parte del paciente como de su familia.

“Hay que trabajar con la familia como red de apoyo, para que todos juntos puedan sobrellevar las emociones intensas. Un acompañamiento adecuado ayuda también a que las etapas del no sean tan intensas o generen malestares adicionales vinculados a la salud mental”, señaló.

Para ambos psicólogos coincidieron en que la tanatología es más que un estudio de la muerte, que se convierte en un puente hacia la comprensión, aceptación y el cuidado emocional.

ml | Las afectaciones principales que aborda la tanatología son emocionales, psicológicas y físicas, e incluyen duelo, ansiedad, depresión y síntomas físicos como fatiga y alteraciones del sueño. El objetivo es acompañar y ayudar a las personas a gestionar estas afectaciones para morir con dignidad o a resignificar su vida después de una pérdida.

Proporciona herramientas para enfrentar la muerte de un ser querido o enfermedad terminal.

Ayuda a disminuir el sufrimiento físico y emocional, permitiendo a las personas reconciliarse con la vida.

Fomenta la capacidad de asumir con flexibilidad las situaciones límite y de sobreponerse a ellas.

Ofrece apoyo emocional tanto a nivel individual como grupal y ayuda a evitar que el sufrimiento no expresado o mal gestionado afecte.