Opinión

Transformación sin apellido

27 de septiembre de 2021

A dos meses de haberse iniciado la crisis por la pandemia parecía que algo íbamos a agradecerle: haber traído consigo una aceleración importante en la transformación digital de las organizaciones.

Desde bromas hasta estudios serios indicaban una llegada antes de lo previsto de la digitalización con plazos de anticipación entre 2 y 8 años, dependiendo de la empresa, industria y/o entorno. 

Sin entrar en discusiones acerca de lo acertado de los plazos, es innegable que hubo una movilización masiva hacia lo digital buscando, en primera instancia, solucionar problemas comerciales, marketing y ventas, para mantener a los negocios generando ingresos mínimos necesarios.

También, se optimizaron algunos procesos con tecnología que se tradujo en ahorros importantes. Pudiéramos afirmar que, en menor o mayor grado, ocurrió al menos una digitalización con carácter de urgencia y con éxito relativo.

Pero el desafío mayor era, y sigue siendo, una verdadera transformación digital planificada, tomando en cuenta todos sus aspectos como clientes, RRHH, procesos, modelos de negocio bajo el paraguas de una renovada visión estratégica y con la tecnología impulsándola transversamente.

Lamentablemente estamos siendo testigos de graves errores, muchas empresas asumiendo que ya la transformación digital pasó y que no era más que un remedio temporal. El problema no es tecnológico ni digital, es estratégico y de transformación integral.

Una transformación sin apellidos y característica de esta cuarta revolución industrial. Que quede claro, no importando cuando se lea: “Si las organizaciones no aprovechan la crisis del COVID-19 para transformarse, no sólo digitalmente sino integralmente, estarán perdidas”. 

 

 Néstor Altuve 
@nestoraltuve / [email protected]
*Consultor en Transformación Digital.

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