En tiempos donde cualquiera puede “preguntarle a la máquina”, lo esencial ya no es qué dice una inteligencia artificial (IA), sino qué tan cierto es lo que dice.
Las herramientas de IA Generativas, desde ChatGPT hasta Gemini, Claude y/o similares, pueden escribir poesía, programar código o analizar mercados, pero su brillo se apaga si no validamos sus respuestas con rigor. Validar una IA no requiere ser ingeniero, sino aplicar sentido crítico y algunos métodos sencillos.
Primero, desconfiar de los números y nombres. Toda cifra, estudio o fecha debe confirmarse en al menos dos fuentes confiables,...