Opinión

¿Sociedad indolente?

25 de junio de 2024

La medida del progreso de una sociedad puede ser juzgada por cómo trata a sus miembros más vulnerables, y en ese sentido, mucho queda por hacer en Panamá en pro de las personas con discapacidad.

La adaptación a las necesidades de este grupo no se limita solo a la infraestructura, aunque este aspecto es crucial. Es un llamado a la transformación de nuestras mentalidades y prácticas sociales.

Implica repensar desde el diseño urbano hasta los sistemas educativos y laborales, asegurando que todos tengan acceso equitativo a oportunidades y servicios.Las ciudades pueden ser paradigmas de inclusión o barreras. Rampas, señalización accesible y transporte adaptado son elementos básicos, pero nulos en nuestra urbe capitalina y zonas rurales. Aunque en el pasado se han hecho intentos para adecuar áreas como aceras y parques, pocos beneficios se han percibido de esto, pues las obras han destacado por su falta de calidad y medidas inadecuadas.

En paralelo, el carente apoyo de muchas empresas privadas dificulta el panorama.

En el ámbito laboral, la adaptación implica eliminar barreras invisibles como la discriminación y el desconocimiento; significa ofrecer ajustes razonables y políticas inclusivas que permitan a las personas con discapacidad contribuir con sus habilidades únicas.

La verdadera inclusión laboral no se trata de solo de cumplir con cuotas, sino de crear un ambiente donde todos los trabajadores se sientan valorados y respetados.

La inclusión es un desafío de nuestro tiempo y también la oportunidad para demostrar el verdadero alcance de la humanidad en sociedad. * Periodista.