Opinión

Méndez: Justo por pecador

26 de julio de 2021

La presentación de la tarjeta de vacunación, en un futuro próximo, deberá ser vía legal, el requisito obligatorio, para ingresar a sitios públicos.

Consideramos esto no sería una  medida para excluir a nadie, ni ir contra derechos humanos, solo estamos protegiéndolo.

Mientras el MINSA importa semanalmente miles de vacunas, se hace más notorio, dramáticamente, el aumento de personas que están registradas para su vacunación y no acuden a la cita, ya sea en la capital o en provincias, al parecer, se creen inmunes al contagio del virus,  aun constatando que miles han muerto y otros sobreviven, quedándoles secuelas inevitables que afectarán su salud.

La  superstición, el temor, la confusión ante tantas noticias informales, y Dios sabe qué otras causas, opino humildemente,  se mezclan en la decisión para esta inasistencia.

No vacunarse es fomentar la propagación de este mal que en pleno siglo XXI,  azota al mundo. Ya vacunados y guardando las medidas de bioseguridad, seguramente volveremos a los tiempos pasados, parkings, galleras, celebraciones, playas,  bodas, discotecas, cantinas, estadios, etc.  

Estas distracciones satisfacen momentáneamente, pero pueden traerle a usted el dolor más inmenso, perder a su madre, a sus hijos, a su conjugue y esto si será una aflicción para siempre, sabiendo usted es quizás el responsable de ese contagio.

COVID19 sigue en Panamá, no permitamos que siga robándonos a nuestros seres queridos. Quien les escribe, es alguien que ha visto sufrir muchas personas, morir sin ver a sus familiares por restricciones hospitalarias, quienes con una buena salud, se contagiaron y perdieron la batalla.  

He tenido familiares hospitalizados y cada día ha sido un fuerte golpe a mi corazón, por la incertidumbre de no saber si volvería a abrazar a ese ser querido, infectado, cuando hacía sólo 48 horas antes, estaba en perfecto estado. Donde se contagió?  

En tantos sitios que muchos creen están a salvo, sin embargo, tienen a su lado la muerte en perspectiva en un mundo fantasmagórico que se vuelve real, cuando te ves entubado en una sala de cuidados intensivos.   Allí realizas que la vacuna era necesaria.  

En pocas palabras, te pedimos con fervor, te vacunes por tu bien y el de los que te rodean y pones en acción el viejo refrán haciendo una adición: “No paga justo por pecador”.
 

 

Tita Méndez de Castro
Abogada-periodista
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