Los sueños que me robaste

“Me robaste mis sueños, al adueñarte de mi vida con tu canto de sirena”. Cuantos sentimientos florecidos volvieron a la penumbra y con ellos algunos sueños fatigados en espera de una nueva primavera.

Los lugares que vivimos se quedaron sin cascadas de ilusiones, escapando sigilosamente por mis ojos. Me dejaste abandonado en el medio de la nada, desconsolado sin saber a dónde ir, dejando a este peregrino descalzo.

Fue una noche de marzo, frente al lago Atitlán en Panajachel, sin estrellas ni testigos, solo la brisa fría de tus susurros que dejaste ir suavemente a los lejos en mis oídos.

Te vi partir y solo me distes un beso, un beso húmedo, que rompió mis labios como una rosa con espinas, saqueaste mi corazón, lloré como un mendigo, impetrando amor.

Solo cerré mis ojos y ya no estabas, te desvaneciste, en silencio en una oscura noche y solo la luz de los faroles hacían sombre de ti, te fundiste a tu paso con el horizonte, ya es tarde...ya te has ido.

Hace tiempo que te olvidé, ladrona de sueños y esta noche los tome de vuelta con tu partida.

* El autor es docente.