Licencia menstrual, entre el tabú y la urgencia
Cada mes, miles de mujeres en Panamá continúan cumpliendo jornadas laborales mientras enfrentan dolor, migrañas, náuseas, fatiga extrema y cambios hormonales que afectan su concentración y un mejor rendimiento.
La menstruación no es una excusa ni un capricho: es un proceso biológico que para muchas implica malestar real y limitante. Sin embargo, el tema sigue rodeado de silencio, estigmas y una peligrosa minimización
Hablar de una licencia menstrual no es pedir privilegios, es reconocer una realidad de salud. Así como existen permisos por enfermedad, ¿por qué ignorar una condición que se repite mes tras mes y que afecta de forma desigual a las mujeres? Obligar a “aguantar” refuerza una cultura laboral que normaliza el sufrimiento femenino y penaliza la honestidad.
En varios países, esta licencia ya se discute o se aplica como una opción flexible, no obligatoria, que respeta la dignidad y el bienestar, pero Panamá aún le debe esta conversación a sus trabajadoras.
Si el gobierno llega a reconocer la menstruación como un asunto de salud laboral eso es avanzar en equidad, productividad y humanidad. El verdadero atraso no es descansar un día, sino seguir fingiendo que no pasa nada, cuando deben escuchar voces urgente para un cambio justo. * Periodista.