Opinión

Las cárceles en Panamá

29 de enero de 2020

La población del país, también crece la población carcelaria en estructuras las cuales es difícil mantener a los internos por el grave hacinamiento y las pésimas condiciones de vida ellas en incumplimiento con las normas establecidas a nivel internacional y violentando los derechos humanos de los internos.

En los centros penitenciarios existe la autoridad formal que es la que se encarga del ordenamiento interno y externo (directivos, custodios y policía nacional), pero también existe la autoridad informal llevada a efecto por las organizaciones criminales existentes en los penales y que inciden sobre diferentes tomas de decisiones en los recintos.

La criminalidad y la corrupción son flagelos que están inmersos en los centros penitenciarios y que históricamente han influido tanto en directivos, custodios y fuerza policial. La corrupción de estos funcionarios públicos se hace evidente a través del contrabando de armas, droga y otros efectos, utilizados para negociar internamente y para eliminar elementos contrarios de las respectivas bandas, además de las evasiones que se producen cuando existen cuantiosos pagos de dinero por las organizaciones criminales.  

El clímax de esta situación se produce el 17 de diciembre pasado con la llamada “Masacre de la Joyita” en la cual la reyerta ocurrida entre bandas criminales dejó un saldo de más de una decena de muertos y heridos. Pero lo más preocupante fue la presencia de armas en el penal, lo que supuestamente se realizó con la complicidad de funcionarios del centro.

La situación que viven los internos en hacinamiento, violencia, inseguridad y deficiencias en cuanto a salubridad, constituyen el detonante para que este tipo de acontecimientos sigan ocurriendo en los centros penitenciarios del país.

Las estructuras penitenciarias obsoletas y carentes de un diseño científico actualizado, la falta de verdaderos programas de resocialización reinserción social, y de un férreo control de los funcionarios, constituyen el sustrato necesario para la exacerbación de la criminalidad y la corrupción en los centros penitenciarios.  

* Criminólogo. 

Omar O. López Sinisterra
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