Editorial

EDITORIAL : El derecho a la información, el periodismo bajo fuego

02 de agosto de 2019

No porque haya ocurrido en otro continente y sus protagonistas estén distantes de nuestros asuntos domésticos, la muerte de un periodista saudí en una sede diplomática de su país en Turquía nos tiene que ser ajena, al igual que el caso de la periodista asesinada con un coche bomba que investigaba posibles vínculos de partidos políticos de Malta con una red libio-italiana de contrabando de combustible. Todo lo contrario. Jamal Khashoggi era un ácido objetor de la monarquía de Arabia Saudita, mientras Caruana Galizia era una profesional del periodismo investigativo.

Las dos referencias subrayan los peligros que acechan a los comunicadores cuando incomodan políticamente al poder o buscan transparentar los manejos turbios a lo interno de las sociedades.

Por eso, regímenes como los de Venezuela y Nicaragua, así como los carteles de las drogas, convierten a los periodistas y los medios en enemigos públicos a los que hay que combatir con el descrédito, la calumnia o abiertamente con la persecución, la cárcel y hasta el asesinato.

El derecho a las libertades de expresión e información no está precisamente garantizado en países donde reina el absolutismo de las dictaduras cerriles y la violencia de las mafias criminales.