EDITORIAL: Minería
El clamor ciudadano se hizo sentir en 2023, con manifestaciones tan grandes que ningún político ni analista ni autoridades pudieron advertir.
Hubo bajas provocadas por asesinos -porque no hay otra palabra para llamarles-, pero motivados estos sociópatas por un caos sin precedentes en los últimos años.
De aquella tragedia el país aprendió dos cosas. Primero: La intolerancia y la falta de orden público lleva a ciudadanos a tomar medidas radicales. Y segundo: Una gran mayoría rechaza la minería.
Sobre la última lección, conviene preguntar a los candidatos presidenciales si están en la misma sintonía con este discurso, en vista de los inusuales anuncios de esta semana en torno a la mina. Perderíamos mucho si se reviven odios y discursos desestabilizadores cuando lo que necesita Panamá, frente al reto de renovar autoridades en mayo próximo, es certidumbre.