Opinión

Diferencias injustas

01 de agosto de 2019

La esperanza de vida de un niño difiere enormemente en función de donde se haya nacido. No es igual en la comarca  Ngäbe Buglé que en la Ciudad de Panamá, donde puede esperar vivir más de 80 años. Dentro de Panamá, las diferencias con relación a la esperanza de vida, mortalidad materna, alfabetismo, vivienda, ingresos y pobreza son significativas. Pero eso no tiene por qué ser así y no es justo que sea así.

El modelo biomédico de salud, con grandes hospitales públicos y privados, es útil para curar las enfermedades de la población que puede acceder a los servicios, pero es insuficiente para promover eficazmente la salud de las personas. Hace falta superar el  desafío que suponen las condiciones ambientales, sociales y económicas que influyen en el estado de bienestar de la población.  

Pero esto no ha sido una prioridad en la agenda política de nuestros gobernantes. Han estado más preocupados en hacer política, construyendo e inaugurando edificaciones, muchas veces innecesarias y, en no pocos casos, sin equipamiento ni recursos humanos adecuados. No se han ocupado lo suficiente de actuar sobre los riesgos asociados a las condiciones de vida y de trabajo, que aumentan la vulnerabilidad hacia las enfermedades.

Necesitamos políticas que integren intervenciones multisectoriales para mejorar la salud y sus determinantes. Por nuestra parte, el gran reto que tenemos es vencer la apatía que nos caracteriza, ejercer el control social, el autocuidado que nos corresponde y cuidar la vida… ¿Qué esperamos?   *El autor es médico.

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