Opinión

Al mejor cazador se le va la liebre

01 de agosto de 2019


Relato un incidente que me pasó que lejos de apenarme, me sirve de lección para entender que Panamá vive nuevos tiempos en el tema de las estafas y los robos, los que –sin ánimos de polemizar- involucra a una clase de extranjeros que mucho daño le están causando a nuestro país. El sábado circulaba por Río Abajo cuando un tipo joven me hace señales de que revisara la llanta delantera del lado derecho, lo cual obviamente me preocupó y seguí adelante pensando que el asunto solo tenía que ver con una pinchadura del neumático. No había avanzado una cuadra cuando al detenerme frente al semáforo, otro joven de tez blanca y con acento extranjero me tocó el vidrio de la ventana y me dijo: “usted tiene un problema con la llanta de este lado que pareciera se va a salir”.

Esto aumentó mi alarma y busqué el primer lugar donde pudiera estacionarme sin afectar el libre tránsito.

Cuando lo hacía otro señor, bajo de estatura, con acento peruano (me pareció) igual me advirtió sobre el problema de la llanta.


Al detenerme me dijo que él era mecánico y que tenía su taller a pocos metros, Estábamos en la calle “Once y media”. Me pareció un buen samaritano y me fui con él. Avanzábamos y el taller no aparecía, cuando de pronto me pidió que me estacionara en una esquina entrando a una calle lateral. Ya todo me parecía sospechoso, sobre todo, cuando llamó a otra persona para que le trajera las herramientas.

Se agachó y en menos de tres minutos me trajo una supuesta pieza de mi carro identificada como “punta de flecha”. Mientras me decía que no dejara de presionar el freno para que no se saliera el aceite. Llamé de inmediato a la agencia de mi auto y el jefe del taller me confirmó que era imposible sacar esa pieza sin levantar el auto con un “gato” y que hacerlo tomaría un par de horas. Eso fue todo.

Subí vidrios, tranque todas las puertas y me largué del lugar lo más rápido posible.

Después me dijeron que en las redes sociales esta táctica estaba siendo denunciada. Ya lo saben. Lección aprendida.

Euclides M. Corro R.
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* El autor es periodista.