Ulloa: “Las desigualdades como las que vivimos en Panamá hieren a Dios”

Durante la homilía por VII Jornada Mundial de los Pobres, monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá manifestó que la atención a los más pobres no puede esperar y para los creyentes no es algo opcional, sino expresión de la autenticidad de nuestra fe y la verificación de nuestra oración.
“La pobreza, lejos de disminuir, crece en progresión geométrica extendiéndose a los pensionados que sobreviven; a los no pocos enfermos crónicos que ciertamente se están muriendo; a los migrantes y desplazados; a las víctimas de la violencia; a las minorías étnicas y las familias que luchan por mantenerse unidas; y qué decir de las personas en situación de discapacidad”, expresó el líder religioso.
Agregó, que “para la Iglesia Católica estas situaciones de injusticia constituyen un gran desafío. El Espíritu de Dios nos está llevando a descubrir con mayor claridad que, hoy, la cima de la santidad y la santificación del Pueblo de Dios, no son posibles sin un compromiso con la justicia, sin una solidaridad con los pobres y oprimidos y sin hacer, juntos, de la sinodalidad un estilo de vida y una forma de ser Iglesia”.
El sacerdote afirmó que “las desigualdades como las que vivimos en Panamá hieren a Dios en su amor”.
Manifestó, durante el servicio religioso, que “las nuevas formas de pobreza, consecuencia de las guerras, la especulación financiera, el desorden ético del trabajo, la corrupción, nos comprometen a luchar por cambiar aquellas situaciones injustas, lo que nos lleva también a reclamar un «compromiso político y legislativo serio y eficaz para acabar con la pobreza». «Se trata, como -dice el Santo Padre, de estimular y presionar para que las instituciones públicas cumplan bien su deber»”.
Destacó la labor de instituciones y organizaciones como: el Banco de Alimentos de Panamá, hogar el Buen Samaritano, el comedor Santa María del Camino, el Hogar Pedro Nolasco de los PP., los Mercedarios, el Comedor de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima Chorrillo, el centro integral San Juan Pablo II, durante 7 años ha atendido a 500 habitantes de calle por año; entregando 547,500 desayuno, la Fundación Senderos y el Dormitorio Mi Hogar; obras a las que aseguró hay que apoyar permanentemente.
Culminó la eucarística afirmando: “quiera Dios que la Jornada Mundial de los Pobres pueda servir para crear donde no existen y fortalecer donde ya están, la Pastoral Social/Caritas Parroquiales y Diocesanas, que, en plena comunión con sus pastores y articulados en los planes de pastoral, puedan “tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad”.