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Trípoli revela el nombre de los terroristas que atacaron la Embajada Italiana

01 de agosto de 2019

EFE | La milicia "Radaa", una fuerza especial vinculada al Gobierno de unidad libio sostenido por la ONU, reveló hoy los nombres de los presuntos autores del fallido atentado contra la embajada de Italia en Trípoli, a los que vinculó con el mariscal Jalifa Hafter, el hombre fuerte del este del país.

En un comunicado enviado a la prensa local, el portavoz de la citada milicia, Tahmed Salem, identificó a los autores como Milood Mazin, Hamza Abu Ajilah y Omer Kabout. Los dos primeros murieron en la explosión prematura del coche bomba y el tercero habría logrado huir, aseveró. Kabout es un oficial de alto mando que ha participado en la Operación Al Karama (la ofensiva que Hafter lanzó en mayo de 2014 para reconquistar la ciudad de Bengasi, aún parcialmente en manos de grupos salafistas, en el oeste de Libia, y que ha acogido reuniones secretas en su casa de Trípoli, argumentó.

Un responsable de la milicia ya había adelantado el miércoles a Efe que los atacantes habían fallado en el momento de colocar el coche bomba y aseguró que actuaron por orden del Comando General del Ejército libio en Tobruk, que dirige Hafter. "Nuestros hombres arrestaron el mismo domingo a uno de los tres suicidas, el que logró huir antes de la explosión, mientras que los dos otros perecieron al estallar la bomba", señaló. "Los terroristas pretendían colocar el coche bomba frente a la embajada de Italia, pero tuvieron que pararse ante debido a la presencia de los servicios de seguridad.

Su objetivo era demostrar que Trípoli en un lugar inseguro", afirmó. La capital sufrió una oleada de ataques contra edificios oficiales y misiones diplomáticas tras el triunfo del alzamiento militar que en 2011 acabó con la dictadura de Muamar al Gadafi, atentados que hicieron que embajadas, organismos internacionales y empresas extranjeras se mudaran a Túnez.

La semana pasada, Italia fue el primer país europeo en anunciar públicamente que había reabierto la sede de su embajada en Trípoli y reanudado el trabajo diplomático, al igual que han hecho ya varios otros países, en su mayoría árabes. Naciones como Francia y el Reino Unido trabajan en la capital libia desde hace meses de forma discreta, además de asesorar a las diferentes milicias aliadas con el llamado Gobierno de unidad que sostiene la ONU.

Víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 la OTAN contribuyera decisivamente a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Gadafi, Libia tiene hoy dos gobiernos, ninguno de los cuales disfruta de legitimidad, aunque ambos la reclamen. El que está en Tobruk, apoyado por Rusia y Egipto, salió de los comicios de 2014, fue entonces reconocido por la comunidad internacional y aún hoy es el que ostenta la representación del país ante distintas instituciones, aunque su mandato expiró hace un año y medio.

Su hombre fuerte es el mariscal Jalifa Hafter, un antiguo miembro de la cúpula militar que aupó al poder a Gadafi y que años después, peleado con el tirano y reclutado por la CIA, se convirtió en su principal opositor en el exilio. El de Trípoli se formó en abril tras el acuerdo de paz impuesto por la ONU y casi un año después no solo no ha logrado la legitimidad que le debe dar el Parlamento sino que ni siquiera controla la capital. Este último ha recibido el apoyo, sin embargo, de Estados Unidos y de la gran mayoría de las naciones europeas, en particular de Italia, uno de los países más implicados y afectados por el conflicto libio.

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