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Portland, el bastión demócrata de EEUU convertido en fallida utopía progresista

12 de febrero de 2024

Erica Hetfeld camina hacia su trabajo a primera hora de la mañana cuando se cruza con un equipo de paramédicos que trata de salvarle la vida a una persona con sobredosis. La escena se ha convertido en triste postal de Portland.

Considerada durante mucho tiempo como ciudad modelo de los progresistas de Estados Unidos por su alta calidad de vida, con su declive este bastión de los demócratas se ha convertido en chivo expiatorio de los republicanos.

"Es una tragedia", dice Hetfeld en el centro de la mayor ciudad del estado de Oregón, mientras tres hombres fuman fentanilo en un rincón. "Esto no se veía antes de que despenalizaran las drogas".

"No hay consecuencias por la conducta criminal ni por el consumo público de drogas", se queja Hetfeld, de 42 años. "Te dan una multa más alta por estacionarte en un puesto de incapacitados que por fumar fentanilo".

"Y eso, esa falta de consecuencias, ha cambiado completamente a nuestra ciudad en menos de cuatro años", agregó la mujer que se identifica como republicana, y quien se mudó del centro de la ciudad a un barrio cerrado de clase media alta luego de un asalto.

El consumo de drogas fue despenalizado en el estado en febrero de 2021 mediante una reforma pionera que multa a los usuarios, y sólo castiga con cárcel la venta y producción de los estupefacientes.

El cambio coincidió con la epidemia por el consumo de fentanilo que se extiende en Estados Unidos y polariza a la sociedad.

- "Encargarnos de la ciudad" -

Los medios de comunicación conservadores explotan el declive de Portland, gobernada por el partido Demócrata desde hace más de cuatro décadas, como eje de la campaña electoral en este año de presidenciales.

La retratan como tierra arrasada, según ellos, como consecuencia de las ideas progresistas.

Líderes del partido republicano como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el expresidente Donald Trump, utilizan la ciudad como argumento en la guerra cultural que divide al país.

En septiembre, Trump, favorito de las primarias republicanas, llegó a afirmar que las protestas que sacudieron a la ciudad en 2020 tras la muerte de George Floyd a manos de policías blancos destruyeron Portland.

"¿Cuánta gente fue acusada por destruir Portland?", dijo. "La ciudad está en ruinas hasta hoy. Los dueños de las tiendas ni siquiera reconstruyeron sus vitrinas, sino que pusieron tablones de madera".

Pero no todos están de acuerdo.

Lisa Schroeder, dueña del emblemático restaurante Mother's, cree que se trata de un juego político.

"Tenemos otros temas de los cuales preocuparnos. En vez de estar pendientes de los candidatos políticos, tenemos que encargarnos de la ciudad", dijo la demócrata, quien rememora las glorias pasadas de Portland, cruzada por tranvías y desbordante de una intensa actividad cultural.

La ciudad, con sus tiendas de bocadillos veganos, inspiró la comedia "Portlandia", una parodia de la urbe como un santuario de hípsteres.

- "En cada esquina" -

Pero Portland vive tiempos sombríos.

La disparada de los precios del metro cuadrado expulsa a sus residentes.

Gigantes como Nike y Target han cerrado varias sucursales en la ciudad debido a los robos, mientras que el teletrabajo vació el centro, ahora dominado por las drogas y por personas sin hogar.

"Hay drogas en cada esquina", dice Schroeder, quien perdió dos tercios de su facturación desde la pandemia. "La gente tiene por ello más motivos para evitar el centro".

Schroeder, sin embargo, defiende la despenalización de las drogas porque considera que esta estrategia es mejor que un enfoque punitivo. Para ella lo que ha fallado es la ausencia de una estructura sanitaria que acompañe el cambio de paradigma.

También afirma que tras la despenalización la policía se hace de la vista gorda ante los delitos.

"La policía adoptó una actitud pasivo-agresiva", dice la mujer de 66 años. "Dijeron 'Vamos a joder esta ciudad (...) Quieren despenalizar las drogas. Vamos a mostrarles lo que significa despenalizar'".

Tras un alza entre 2019 y 2022, la delincuencia disminuyó en 2023 en la ciudad donde la policía demora en promedio 20 minutos para atender una llamada de emergencia.

"Éramos un panteón progresista, éramos como un faro", dice Kevin Looper, un analista político vinculado al partido Demócrata. "De repente somos una advertencia de lo que puede salir mal".

Para Looper, mas que ideologías conservadoras o liberales, son los extremos los que asfixian al país.

"Entre la extrema izquierda que cree que todos los policías son malos, y la extrema derecha que cree que necesitamos un estado policial, resulta que en el medio está el pueblo abandonado diciendo 'yo lo que quiero es que alguien atienda cuando llamo a la policía'".

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