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Una orden de demolición israelí amenaza un campo de fútbol cerca de Belén

19 de diciembre de 2025

Una orden de demolición israelí planea sobre el pequeño campo de fútbol al pie del muro que separa Israel del campamento de refugiados de Aida, en Cisjordania, donde Abdallah Al-Ansourur se entrena siempre que puede.

Ansourur, de 18 años, se prepara para las pruebas de la selección nacional de Palestina y, como muchos otros jóvenes del campamento de Aida, dio sus primeros pasos en esa cancha flanqueada por el muro de hormigón de ocho metros, cargado de símbolos.

"Empecé cuando tenía unos 13 años. Este campo me dio una oportunidad real para entrenar", dijo Ansourur, que nació y creció en este campamento, uno de los más pequeños de Cisjordania, muy cerca de Belén.

Pero a principios de diciembre, cuando los niños acudieron a jugar encontraron una nota del ejército israelí en la entrada del campo y la llevaron a Muhannad Abu Srour, director deportivo del Centro Juvenil de Aida.

"Nos sorprendió descubrir que se trataba de una orden de demoler el campo de fútbol del campamento de Aida", dijo Srour a la AFP, y añadió que más de 500 niños se entrenan en el campo, que ocupa la mitad de un terreno reglamentario.

- "El único espacio abierto" -

"El campo de fútbol es el único espacio abierto que tenemos. Si nos quitan el campo, se les quita el sueño a los niños", explicó Abu Srour.

Abdallah Ansourur, que se entrena para ser portero, califica el terreno de césped artificial como un "salvavidas".

"Sin este campo, no habría tenido esta oportunidad. Si no existiera, estaríamos jugando en las calles o no jugaríamos en absoluto", explica.

Israel ocupa Cisjordania desde 1967, donde con frecuencia destruye viviendas o infraestructuras palestinas, alegando que fueron construidas sin permisos.

La AFP obtuvo acceso a la nota de COGAT, el organismo del Ministerio de Defensa israelí a cargo de los asuntos civiles palestinos, que afirma que el campo fue construido sin autorización.

Pero Anton Salman, alcalde de la adyacente Belén cuando el campo se construyó en 2021, confirmó a la AFP que la construcción era legal.

Salman explicó que su municipalidad arrendó el terreno a las autoridades de la Iglesia Armenia, a quienes pertenece, antes de permitir que el comité popular del campamento de Aida lo gestionara en beneficio de los residentes.

Saeed Al-Azzeh, jefe del comité popular, confirmó la información y calificó el espacio como "el único respiro" para los residentes del campamento.

"Hoy, más de 7.000 personas viven en el mismo pedazo de tierra. Las calles son estrechas, los callejones son angostos: no hay otro lugar", dijo Azzeh, refiriéndose al campamento.

Como otros campamentos de refugiados palestinos, Aida se construyó para acoger a algunos de los cientos de miles de personas que huyeron de sus hogares o fueron obligadas a marcharse durante la creación de Israel en 1948.

Con el tiempo, las tiendas dieron paso a edificios de hormigón, cada vez más numerosos a medida que la población crecía, y el campo de fútbol pasó a representar uno de los pocos espacios abiertos en el denso entramado del campamento.

- Separados por puestos de control -

Abu Srour está orgulloso de lo que ha salido del campo: delegaciones deportivas juveniles han podido viajar al extranjero para jugar, un bienvenido escape en el restrictivo espacio de Cisjordania.

"Ir a jugar a Francia es más fácil que ir a jugar a Nablús", comparó, refiriéndose a la principal ciudad del norte de Cisjordania.

Esto se debe a que los puestos de control, omnipresentes en Cisjordania desde el inicio de la ocupación israelí, se han multiplicado desde el comienzo de la guerra en Gaza en octubre de 2023.

Srour mencionó que en la actualidad llevar a un equipo local a Ramala, una ciudad a 20 kilómetros en línea recta, supone seis horas de viaje, en lugar de una hora.

- "Sueños demolidos" -

La movilidad restringida es un problema importante para la mayoría de los deportistas palestinos pues impide que atletas de niveles similares de diferentes ciudades entrenen juntos.

Tomándose una breve pausa durante una práctica para 50 entusiasmados niños de entre cinco y diez años, el entrenador Mahmud Jandia dice a la AFP que espera que el campo no sea demolido.

"Sí, el muro está ahí y se siente como una prisión, pero pese a eso lo más importante es que el campo permanezca y que los niños sigan jugando", explica.

"Si se demuele el campo, todos los sueños de los niños serán demolidos con él", concluye.

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