Los sapos, el enemigo principal de los caninos
Según el veterinario César Mendoza de Vet On Wheels Panama, es muy común que a las clínicas de animales lleguen perros afectados por el veneno de sapos, luego de lamerlos o morderlos.
Explicó que este comportamiento es natural, debido a su curiosidad y personalidad juguetona, aunque puede resultar mortal si no es atendido por expertos.
“No todos los sapos son venenosos, pero las secreciones de algunos pueden afectar el sistema nervioso de los perros”, dijo Mendoza.
La automedicación
Señaló que muchos dueños, al detectar la intoxicación, le suministran de forma errónea medicamentos no recetados que podrían agravar su condición de forma crítica.
“Lo primero que se debe hacer es lavar con abundante agua el hocico del perro y llevarlo cuanto antes a un veterinario para que lo evalué en el consultorio” destacó el experto.
Leche o huevo de gallina, son algunos de los alimentos que pueden funcionar para minimizar los efectos del veneno, pero esto podría ser inútil si el tósigo ya está incorporado en la sangre del canino, indicó.
Adictos al veneno
Mendoza también aclaró que algunos cuadrúpedos se vuelven adictos a los efectos de las toxinas de los sapos, pues estas tienen efectos alucinógenos que afectan el sistema nervioso.
Dijo que incluso, algunos de estos animales no desarrollan todos los síntomas visibles de un envenenamiento.
Las consecuencias
El veterinario advirtió que los signos de envenenamiento varían según el tamaño del can y el nivel de exposición, pero en el peor de los casos podrían originar compulsiones y también dañar el sistema gastrointestinal.
Las alteraciones nerviosas también podrían provocar contracción del diafragma, ocasionando paro respiratorio, apuntó Mendoza.
Resaltó que pese a esto, los sapos y ranas son elementales dentro de los ecosistemas y deben ser conservados, mediante el cuidado de sus hábitats naturales.

Eliened Ortega Yángüez
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