James Aparicio
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Hace treinta años, las agendas personales y telefónicas se cuidaban como oro el polvo y los organismos de espionaje e inteligencia local e internacional, las tenían como un objetivo de trabajo estratégico.
Todos sucumbimos a las redes sociales y sea Twitter, Whatsapp, Facebook, YouTube o Telegram, les dimos nuestros datos, ubicación, registro de reuniones, dónde comemos, estacionamos el auto, trabajamos o dormimos.
Whatsapp impuso reglas para sostener el sistema de mensajería. Tarde o temprano, otros harán lo mismo.
JAMES APARICIO
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