¿Somos un país hedonista y amoral?
Eduardo A. Reyes Vargas
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Las causas en que se apoyará la administración norteamericana para justificar la invasión a Panamá, a mi entender han quedado desmentidas luego de casi 27 años. La droga se trafica y quizás se consume más que nunca. La instaurada democracia se ha reducido ante todo a la práctica de elecciones libres, pero no al fortalecer los pilares que la sustentan. Los partidos políticos y sus dirigencias cada día más desprestigiados.
La democracia prometida fue un señuelo. Hoy salud, educación, seguridad ciudadana, transporte son varios de los azotes que sufre el pueblo. Hay una mediatizada libertad de información y de opinión. La corrupción en mayor o menor grado practicada, con quizás la excepción del presidente Endara, se ha percibido en todos los gobiernos post 1989 y en la sociedad privada.
Todo ello nos hace pensar que quizás somos un país con una proclividad muy fuerte al placer ante todo, que nos lleva a la amoralidad y la corrupción para conseguirlo. Lujos, confort, erotismo patológico y consumismo nos gobiernan. No se escapan los servidores públicos ni la empresa privada. El contexto-país está sumido en crisis de valores y de ética. Sus servicios básicos de educación, seguridad y salud parecen ser las grandes víctimas de esta conducta, que impresiona cada vez más se colectiviza.
Seguir así es avanzar hacia una destrucción total como sociedad. ¿Se impone la cultura de Sodoma y Gomorra? Las condiciones que rodearon el golpe en l968, hoy día, son más graves que en esas fechas. Hay un control mediático dirigido a maquillar la crisis. No invitamos a la experiencia anti-democrática, pero si a una profunda renovación a través de las herramientas que la ley respalda. Es necesario un alto para que esa costumbre no se contagie a una mayoría. ¿Ó ya ocurrió? Tenemos aún la fe que no es así.
Terminamos con la acepción de estas dos palabras. La palabra amoral, cuando el término se refiere a un individuo, se lo presenta a este como despojado de sentido moral. Moral: se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y normas de una persona o de un grupo social, que funciona como una guía para obrar.
Hedonismo: doctrina ética que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato.
Reflexionemos.
*El autor es médico.