La soledad como elección
A pesar que somos seres sociales, luego de un largo día de trabajo, estando rodeado de gente en reuniones, estresados, el tranque, el viene y va en el metro, conectado a las redes sociales, llegamos a casa y encontramos ese espacio de sosiego.
Vivir solo también puede significar, poder disfrutar de relaciones de más calidad, facilitando mayormente la empatía, pasar una velada con amistades, tomarme un café a cualquier hora del día, con quien quieras y cuando quieras o improvisar un viaje sin avisar ni dar explicaciones.
La soledad nos permite hacer una “auditoria interna”, repasar nuestra gestión, embozar el futuro y justipreciar la calidad de los vínculos construidos hasta el momento.
Es la oportunidad de analizar qué es importante para nosotros, más allá de lo que dicta la sociedad, empezamos a saborear el gusto por el mutismo y el control de nuestro tiempo.
Y en lugar de caer en una dependencia emocional, aprovechemos el momento para leer, escribir, pintar o viajar.
Así como es nuestra decisión estar solos, es importante que en el tiempo que creamos y decidamos buscar compañía, que esta decisión sea por elección y no por necesidad.
Ernesto Maytín
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*El autor es docente.