Opinión

Diabetes y los licores

02 de agosto de 2019

Los licores forman una parte regular de la gastronomía y costumbres alimentarias de cualquier parte del mundo. Su consumo va más allá de lo netamente alimentario e involucra sentimientos, estados mentales y psicológicos que pueden revestir importancia. En los alcohólicos el consumo de licor los lleva a daños de cerebro, como demencia y de hígado como la cirrosis alcohólica de Laennec.


El paciente diabético no escapa a estos daños por el consumo crónico de alcohol pero, se añaden también los problemas propios de la diabetes como la neuropatía y el frecuente hallazgo de hígado graso.

Adicionalmente el consumo de alcohol puede favorecer la aparición de hipoglicemia y ocultar los síntomas que nos advierten de ella.

Por lo que es recomendable que el paciente diabético consuma los licores con menor concentración de alcohol; que previamente haya comido para que los niveles de alcohol en la sangre no se eleven abruptamente.


La combinación de alcohol y azúcares o bebidas azucaradas puede favorecer la aparición de hipoglicemia.


Hay que resaltar que si se trata de un diabético bien controlado, el hecho de que consuma una pequeña cantidad de licor esporádicamente para celebrar algún acontecimiento importante en su vida familiar, probablemente, no tendrá mayores consecuencias.

También se consigue algo de mitigación del daño por el licor manteniendo una nutrición balanceada, una correcta ingesta de vitaminas, minerales, fibra vegetal y una cantidad de actividad física de 150 minutos semanales como mínimo.

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