Al Maliki cede el poder presionado por la comunidad internacional
Bagdad (AFP) - El primer ministro iraquí saliente Nuri al Maliki aceptó finalmente ceder el poder, bajo la presión de una comunidad internacional deseosa de ver la instalación de un nuevo poder con capacidad para enfrentar la ofensiva yihadista y la crisis humanitaria que ha generado.
Para ayudar a frenar el avance de los yihadistas del Estado Islámico (EI) en el norte del país, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se reunieron este viernes en Bruselas y respaldaron la entrega de armas a los combatientes kurdos en Irak.
Se llegó a una 'posición común', que el ministro de Exteriores alemán Frank-Walter Steinmeier resumió así: 'la UE saluda el hecho de que algunos países hayan respondido favorablemente al pedido de las fuerzas kurdas iraquíes'.
La decisión de proporcionar armas es de cada Estado miembro. Algunos países tenían reticencias, por considerar peligroso mandar armas a una zona de guerra inestable, donde los combatientes y las armas pueden cambiar de lado con cierta rapidez.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU debía, por su parte, votar medidas tendentes a impedir que los yihadistas en Irak y en Siria, donde el EI también controla varias regiones, sigan logrando reclutar hombres y recibir dinero.
Tras la partida del chiita Maliki, en el poder desde 2006, la gran pregunta es si el nuevo primer ministro, su correligionario Haidar al Abadi, será capaz de impulsar los cambios profundos que requiere Irak para volver a ser un país unido y no dividido en facciones étnico-religiosas.
La decisión de Maliki ha sido calificada como 'un gran paso adelante' por Estados Unidos y como 'un paso histórico' por la ONU.
Después de dos mandatos, Maliki declaró el jueves que con su renuncia a desempeñar un tercer mandato quiere 'facilitar el avance del proceso político y la formación del nuevo gobierno'.
Pero, según sus detractores, su política ha sembrado demasiada discordia entre los sunitas, mayoritarios en el centro del país, tomado en buena parte por los yihadistas en una campaña relámpago en junio.
Salah Abu al Qasem, un habitante de Bagdad de 38 años, recalcó que Abadi y Maliki vienen 'ambos de la misma escuela'.
'No creo que este cambio de gobierno sea una solución para Irak', dijo por su parte Mohamed Mayid, un habitante de Samarra (norte de Bagdad) de 53 años. 'Nosotros, los sunitas, hemos estado marginados durante 10 años por parte del partido Dawa', la formación política de Maliki y Abadi, añadió.
En este contexto, un jefe tribal, el jeque Abdelyabar Abu Risha, afirmó que 25 tribus sunitas de la provincia de Anbar, algunas de las cuales se negaban a aliarse con un gobierno dirigido por Maliki, anunciaron una alianza para luchar contra el EI.
'Esta revolución se ha acordado con todas las tribus que quieren luchar contra el EI, que derramó nuestra sangre', afirmó.
El jueves, el presidente Barack Obama había dicho que gracias a una semana de operaciones aéreas estadounidenses se había podido romper el cerco de la montaña de Sinjar, en el norte de Irak, donde se habían refugiado miles de civiles que huían de los yihadistas.
Miles de personas han huido al Kurdistán iraquí, una región que goza de autonomía, pasando por Siria. En la mayoría de los casos los refugiados han llegado con lo puesto.
Los cientos de miles de cristianos, yazidíes, turcomanos y shabak desplazados en las últimas semanas tienen no obstante pocas esperanzas de volver pronto a casa.