Bolívar lloró las traiciones en Quinta de San Pedro
La Quinta de San Pedro Alejandrino, la casa colonial en el caribe colombiano, fue el último refugio del Libertador Simón Bolívar, donde vivió y lloró las traiciones, los desengaños y fue el lugar donde murió de tuberculosis sin dejar de soñar en sus gestas libertarias.
Esta hacienda en la bahía de Santa Marta-hoy museo histórico de Colombia y América- que se construyó el 2 de febrero de 1608, fue la última residencia oficial del Libertador Simón Bolívar, quien cumple hoy 237 años de su natalicio en Venezuela (24 de julio de 1783).
Esta casa colonial acogió al Libertador Simón Bolívar y sirvió de refugio para sus lágrimas porque el Libertador, como ser humano también lloró en silencio y en soledad las traiciones y las disputas políticas de sus copartidarios. Fue el lugar en donde lucho contra la tuberculosis que lo llevó a la muerte, el 17 de diciembre de 1830 a las 13:00 hora local de Colombia (18:00 GMT).
Un final triste
«La última fase de la vida del Libertador estuvo marcada por la decepción de no haber visto cumplido su sueño integrador. Esto se sumó a un rechazo a su persona por parte de sectores de la sociedad neogranadina e inclusive en su Venezuela natal, donde se referían a él con improperios e impresos difamatorios, lo cual aumentó su pesadumbre y dolor» (Cita de El Ocaso del Héroe. Casa Museo Quinta de Bolívar)
La Quinta de San Pedro declarada Monumento Histórico Nacional conserva aún su belleza arquitectónica, pero también guarda las glorias y amarguras del Libertador, su elocuencia, ideología, su gran capacidad militar y talento como estratega.
El proceso de cambio de residencia del Libertador se inició el 25 de septiembre de 1828, cuando en Bogotá, se lleva a cabo un atentado contra su vida, conocido como la «Conspiración Septembrina».
Bolívar resultó ileso gracias a su compañera sentimental, la quiteña Manuela Sáenz, quien lo ayuda a escapar por la ventana lateral de la casa donde residían.
Humildad
Bolívar perdonó a los ejecutores del atentado, pertenecientes al movimiento “santanderista”. Pero los directos responsables como Francisco de Paula Santander, a quien la historia señaló que tenía conocimiento de la conspiración y no lo detuvo. Años después Santander se retiró al exilio.
Todo en esta casa es un recuerdo del hombre admirado por sus hombres en los campos de batalla, de sus discursos y las victorias alcanzadas en su lucha por la libertad bajo sus principios de justicia e igualdad de los pueblos.
Bolívar luchó con el firme anhelo desinteresado por la búsqueda de la independencia y autonomía de la Gran Colombia, esa huella la encuentra el visitante en esta mansión.
En esta apacible hacienda, El Libertador, no se levantó más de la cama, hasta su muerte. La habitación donde murió Bolívar es el sitio más importante y el más visitado. La cama está cubierta por la bandera de Colombia, un armario, un aguamanil, una escupidera, un sillón de terciopelo rojo y al lado un baño con una tina de mármol italiano.
Desde esta hacienda, El Libertador escribió su última proclama: «Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono».
Edelmiro Franco V
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Bogotá | Redacción Metro Libre