De un lado de la transacción el comprador; del otro, un vendedor. A simple vista un intercambio común y corriente, pero no a través del e-commerce, desde donde se han reportado innumerables casos de estafas.
Por supuesto aquí el menos culpable es el modelo de negocio digital, sino algunas plataformas que hacen uso de este modelo y evitan en lo posible los filtros para validar a quien puede transaccionar y a quien no.
Responsabilidad también de la autoridad competente, cuyo rol, exige la ciudadanía, debe ser más agresivo.