Opinión

Tocando fondo

16 de abril de 2024

La expresión “tocar fondo” en el contexto político denota el punto crítico al que ha llegado una situación, caracterizado por una profunda crisis en la confianza, legitimidad y eficacia de un gobierno, partido político o líder.

En este escenario, la desesperación y la necesidad de acciones drásticas son palpables. En el caso de Panamá, parece que estamos al borde, o incluso ya hemos alcanzado, esta situación inédita, sumergidos en las profundidades de los mares que bordean nuestra amada nación.

La raíz de esta crisis se remonta al manejo inapropiado de los auxilios económicos destinados a las clases más necesitadas. En lugar de servir a su propósito original, estos fondos se convirtieron en un botín político, alimentando los intereses de una clase política ávida de poder. Es indignante constatar cómo miles de auxilios fueron desviados hacia quienes no los merecían, en lugar de llegar a aquellos que verdaderamente los necesitaban.

Más aún, el intento de ocultar la identidad de los beneficiarios bajo la absurda premisa de proteger su privacidad revela un desprecio flagrante por la transparencia y la rendición de cuentas.

La historia, sin duda, juzgará a quienes perpetraron este desfalco. Sus nombres quedarán grabados en la memoria colectiva, tanto aquellos que otorgaron los auxilios como aquellos que los recibieron en silencio. No podrán enmascarar la vergüenza de haber participado en este vergonzoso derroche de recursos públicos. Es hora de que la verdad salga a la luz y se tomen las medidas necesarias para restaurar la integridad y la confianza en nuestras instituciones políticas. Panamá merece líderes que sirvan con honestidad y responsabilidad, y es responsabilidad de todos los ciudadanos exigirlo.

Este nefasto episodio no solo ha erosionado la confianza en nuestros líderes políticos, sino que también ha exacerbado las desigualdades sociales ya existentes. Las familias más vulnerables, que dependían de estos auxilios para educar a sus hijos, se encuentran ahora en una situación aún más precaria debido a la malversación de fondos. Mientras tanto, aquellos en posiciones de poder y privilegio han continuado enriqueciéndose a expensas del pueblo.

La recuperación de Panamá de esta crisis no será fácil ni rápida. Se necesitará un esfuerzo concertado de todos los sectores de la sociedad, así como reformas profundas en nuestras instituciones políticas y sistemas de gobierno. La transparencia y la rendición de cuentas deben convertirse en pilares fundamentales de nuestra democracia, y aquellos que abusan del poder deben enfrentar las consecuencias de sus acciones. Solo entonces podremos comenzar a reconstruir un Panamá más justo y equitativo, donde la dignidad de cada ciudadano sea respetada y protegida.

* Autor y Experto en Transformación Digital.

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