¿Qué es más importante que nuestra educación?
¿Qué puede ser más importante que educar? Es la pregunta que me hago cuando veo que han pasado más de 20 días de clases que se han perdido en una huelga de labores de los gremios magisteriales que a gritos piden, entre otras cosas, bajar el precio de la canasta básica, el combustible y un alto a la corrupción.
Pero, ¿realmente vale la pena sacrificar el futuro académico de miles de jóvenes para lograr esto? Veo con desespero la tranquilidad con la que los padres de familia han tomado este asunto, sin medir las consecuencias que traerá en el futuro académico de sus hijos y la gran brecha de desigualdad social y de conocimientos que se está profundizando. Una huelga justa, digna de aplaudir sería hacerla en horarios alternos a jornadas laborales, pero al parecer hay un solo objetivo contra una sola víctima.
El tema de educar y ser educado debe ser tomado en serio y plantear cambios para poder tener una buena enseñanza bajo lineamientos de evaluación y de actualización de conocimientos como uno de los principales objetivos de quienes tienen en sus manos inculcar y formar intelectualmente a nuestra población estudiantil. *Periodista.
Reinelda C. Álvarez
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