Demencia
En Venezuela la justicia es un brazo de la dictadura. Y un brazo tenebroso del cual se ha servido el régimen de Caracas para obstaculizar las tareas del Parlamento, de mayoría opositora, y ahora usurparlas mediante un golpe de estado temerario.
La misma corte despojó de impunidad a los legisladores para que puedan ser juzgados, incluso por delitos militares. Más allá de las sinrazones que alegue, es la reacción demencial de Nicolás Maduro al paso dado esta semana por más de 20 países miembros de la OEA, reclamándole un pronto calendario electoral y la liberación de los presos políticos.
Es su respuesta a la comunidad internacional, impedida de prestar la ayuda necesaria para asistir al país hermano, agobiado por una de las más severas crisis humanitarias registradas en el continente. Apretando el dogal en el cuello de su pueblo, el tirano -como todos los de su laya- imagina que va a silenciar a los venezolanos. Olvida que, justo en sus momentos más oscuros y crueles, el terror fragua su propia extinción. Y está cerca.