Opinión

La revuelta de Haymarket

01 de mayo de 2021

Cada 1 de mayo el país y en especial los trabajadores se detienen; unos a celebrar la conquista de las 8 horas laborales y otros a conmemorar la gesta a los que  ofrendaron sus vidas en busca de mejores condiciones laborales y salariales por allá   en   la que se acuño la frase de batalla: «ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso».

Por aquellos días la ciudad de Chicago en USA estaba convulsionada por los diferentes paros y huelgas de trabajadores y en la concentración  en la plaza de haymarket, un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos.

Más de 20 mil trabajadores fueron reprimidos por la policía en la que murieron  38 personas y  200 heridos. A raíz de estos eventos Chicago fue declarado en estado de sitio y  toque de queda, detuvieron a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.  Al final fuero juzgados 31  condenados a cadena perpetua y 8 a la muerte en la horca. Los que pagaron con sus vidas esta lucha obrera fueron; George Engel, alemán, 50 años, tipógrafo. Adolph Fischer , alemán, 30 años, periodista. Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista. August Vincent Theodore Spies, alemán, 31 años, periodista.

Louis Lingg, alemán, 22 años, carpintero, para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda. Las condenas fueron ejecutadas el 11 de noviembre de 1887. José Julián Martí Pérez, que estaba trabajando como corresponsal en Chicago para el periódico argentino

La Nación lo narro así;“ Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, le ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos”.  “Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable.” la jornada del obrero de hoy, fue onerosa.

 

 

Melquiades Valencia

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* Periodista.

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