He observado, en este año que termina, un aumento de los panameños (inclusive extranjeros) en situación de calle.
Están los alarmantes casos de aquellos que llegaron a la llamada “edad dorada” y deben sobrevivir con la caridad o la asistencia de organizaciones no gubernamentales, y de aquellos que son presa de vicios como el consumo de drogas o alcohol.
Ahora, observamos a familias con niños pequeños o menores, a la libre, pidiendo dinero para comer o simplemente para sobrevivir, un día a la vez. ¿Nos haremos los ciegos?