La educación panameña sigue siendo rehén de un sistema público que no avanza. Cada año inicia con promesas y termina con excusas. Estudiantes enfrentan escuelas sin techos, sin baños y en el peor de los casos, ni siquiera tienen una escuela.
En la actualidad hay planteles cerrados por plagas de ratones y por la inseguridad del área. Aun así, muchos culpan a las huelgas docentes del atraso educativo, sin ver la raíz del problema: una pésima gestión de fondos.
Dinero hay, lo que falta es eficiencia para administrarlo bien.
En las últimas décadas, las huelgas han tenido poca influencia en el rezago...