El poeta panameño Ricardo Miró, que durante 56 años transitó por este convulsionado mundo, dijo que la patria es recordar “pedazos de la vida envueltos en jirones de amor o de dolor”; por otro lado, el señor Rubén Blades, galopante en escenarios artísticos, con sonar de tambores y soplar de clarines, alega que “son tantas cosas bellas”.
En la patria también hay cicatrices morales que no sanan. Por ejemplo: es perverso que moteles conocidos como “push buttons” lleven nombres de sitios que históricamente viven clavados en pensamientos, alma y corazón de pueblos anegados de problemas que intentan sofocarlos...