Sin internet ni teléfono, la población de la asolada región sudanesa de Darfur recurre a un medio de comunicación que parecía olvidado: las cartas manuscritas, transportadas por taxistas.
Sentado en una silla de plástico en un café de carretera, Ahmed Issa, de 25 años, escribe un mensaje a los familiares que dejó atrás en Nyala, la capital del estado de Darfur Meridional.
Desde la seguridad de El Daein, 150 kilómetros al sudeste, el joven de 25 años explica a la AFP que esta correspondencia suele ser la única forma de enviar o recibir noticias de su ciudad natal, la segunda más grande de Sudán y...