Opinión

Poema al Cerro Ancón

25 de agosto de 2022

Ya no guardas las huellas de mis pasos; ya no eres mío idolatrado Ancón; porque el destino, desató los lazos, que a tu falda creó mi corazón.

Cual Centinela solitario y triste, un árbol en la cima escogí; ahí grabé mi nombre; ¿Qué lo hiciste?, ¿Por qué no eres el mismo para mí? ¿Qué se hizo su Chorrillo (nombre originario de ese Barrio) y su corriente? ¿Al pisarlo un extraño se secó? ¡Su torbellino con hermosa fuente, que al paso conversaba de un tiempo que pasó! En vez de esos fenómenos, con aurea flecha, en donde un sol cansado se viene a descansar; dejadme el viejo tronco, donde escribí una fecha, donde escribí mi nombre; donde aprendí a soñar.

Oh mis fecundas torres, queridas y lejanas, ya siento la nostalgia de vuestro repicar, He visto muchas torres, oí muchas campanas, pero ninguna supo; torres mías lejanas, cantar como vosotras, cantar y sollozar. La Patria es el recuerdo, pedazos de la vida, envuelta en jirones, de amor y de dolor, la palma ruborosa, la música sabida; el huerto ya sin flores, sin hojas, ni verdor. La Patria, son los viejos caminos retorcidos, que el pie desde la infancia, sin tregua recorrió; la palma ruborosa, la música sabida, el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor.

La Patria son los viejos caminos que desde la infancia, sin tregua recorrimos, en donde son los árboles, antiguos conocidos, que al tiempo nos recuerdan de un tiempo que pasó. Oh mis pequeñas torres queridas y lejanas, ya siento la nostalgia de vuestro repicar; he visto muchas torres, oí muchas campanas, pero ninguna supo; torres mías lejanas, tocar como vosotras, tocar y sollozar.

Hago una merecida pausa, para explicar que Trabajé con el Presidente Aristides Royo y su Primera Dama Doña Adela Ruíz de Royo, quien tomó como tarea, buscar una bandera que se viera plenamente en el Cerrón Ancón y lo logró´, enviando a confeccionarla, del tamaño de una Cancha de Básquetbol; según averiguó; por lo cual todos podemos admirarla, en cualquier época, a la bandera de Panamá. Ondeando, glamorosa y orgullosa, en la cima del Cerro Ancón.Cuando la veo orgullosa y galante, nuestra bandera en la cima del Cerro Ancón; me tengo que acordar de Adelita de Royo, quien habiendo ya fallecido, nos dejó este estupendo y memorable legado.

 

Alfredo A. Arango

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* El autor es psicólogo, docente y escritor.

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