La Dulzura de una Serenata
Las enciclopedias definen “Serenata”, como grupos de cantantes nocturnos, que por siglos llevan a personas especiales, con fines de demostrar su amor y cariño por las damas que habitan en esa casa.
Como tuve carro desde joven, me uní a un grupo donde yo era el menor de ellos, que llevaban serenatas a las chicas que pretendían, o ya eran sus novias, pero especialmente: ¡EN EL DÍA DE LA MADRE! Así, me involucré con estos tenores nocturnos , a quienes llevaba, a todos lados, para llevar serenatas a nuestras mamás y a sus novias o futuras conquistas.
Íbamos a lugares incómodos, donde incluso, había que treparse en murallas, de callejones muy estrechos y correr peligro en balcones, para llegar a la ventada de la receptora. ¡Pero era una delicia! Por supuesto, la época, como esta que se celebra el Día de la Madre, el 8 de diciembre, las serenatas se multiplicaban profusamente (¿quién no quiere agasajar a su mamá?), y con las muchachas que nos gustaban, una tierna serenata ayudaba a ablandar su corazón.
Yo ya estudiaba en México , pero venía a fin de año y en varias ocasiones, lograron sorprenderme estos serenateros, pues, aún sin que yo los hubiera contactado , le llevaban una a mi mamá, dedicándola, “ de parte de Alfredo, quien aunque no está aquí, la quiere a Ud mucho “!. Y cuando yo abría la puerta… “¿Cuándo llegaste?”. Cuando quise que me dejaran cantar, se opusieron , porque a su juicio no tenía bonita voz, así que me dieron las estrofa hablada de una canción “Sigamos Pecando”, “.hay un cielo de sombras y seguiremos pecando!”.
El remate de este anecdotario, fue cuando en las bóvedas el cantante principal, llevó una serenata a su novia, que un mes atrás había roto con él y después de cantar, todo el repertorio y al final pedirle perdón, que volviera con él, de esa casa salió una señora que gritó: “¡Ella no vive aquí, ya se mudaron!”.
Alfredo A. Arango
Psicólogo, Docente y Escritor
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