Opinión

Los barberos de antaño: Artistas de tijeras y navajas

01 de noviembre de 2020

 Los baberos de la época de  nuestros padres y abuelos se  convirtieron en unos verdaderos artistas de las tijeras y navajas afiladas, utilizando con destreza una correa especial de cuero hecha con un material  especial confeccionado  para dejar estas herramientas con un fino afilado,  para afeitar la barba, hacer patillas y bigotes, según era lo solicitado por  el cliente.

Los panameños de los barrios populares eran su mayor clientela, y sus locales se convertían en un centro de tertulias con temas diversos, hasta el chisme del día ocurrido en el barrio generaba un debate.

Las sillas  para cortar el cabello, su estructura, y material estaban hechas para una larga vida de uso  y abuso, pensando en clientes con algo de sobrepeso.

Existían barberos con locales propios y bien arreglados, con decoraciones alusivas a  esa época con un distintivo  tricolor blanco,  rojo y azul.

Uno de los más famosos barberos de la Avenida Ancón, Don Chichi Escobar, vestía siempre con camisa blanca bien planchada, y se notaba a distancia el pliegue en las mangas largas, los  tirantes que combinaban con los calzados 'Black & White” bien lustrados con “Big Shine”.

Su barbería era  muy conocida por aquellos años  ya que Chichi Escobar, fue el creador de la famosa y recordada comparsa “Los Genios” que logró ganar por varios años el primer lugar   de la mejor comparsa de los alegres y vistosos carnavales de antaño.

Los barberos de los barrios como hemos querido calificarlos, forman parte de la historia urbana fueron unos personajes, por su estilo de vivir y tratar a sus clientes frecuentes.

Los barberos tenían su apodo; otro famoso fue Liky Buay, le decían también Liky Liky, pero su nombre verdadero era Rafael  Atares, su primera barbería la ubicó en el Casco Antiguo, luego se mudó para calle 14 en el Corregimiento de Santa Ana, al lado de la cantina Trocadora. Allí funcionó muchos años.

Poseía un talento nato para improvisar pregones y colocar apodos a los clientes, como los clientes frecuentes, César “Patacón” Sánchez,  Álvaro “ E 58” Vázquez,  el  profesor  Gatica,  y el Rey Noel, allí entre chistes y carcajadas se esperaba el turno para el corte de cabello.

La espera no era aburrida. Existían otros barberos que atendían a sus clientes bajo un frondoso palo de mango  en medio de una agradable brisa,  como lo hizo por años en el sector de Barraza  barrio del Chorrillo Don Fello, así era conocido,  experto en hacer corte a tijera,  sentaba al  cliente en un “banco de madera” , el precio por corte, 50 centésimos.

El corte de moda entre la juventud era la “Bad”, consistía en que  las patillas se cortaban a ras a la altura de la oreja. No podría faltar el “Bayrun”, al finalizar cada corte de cabello.

Al entrar la era moderna en la década de los 90, este negocio de barbero de tijera y navaja cambió, y fue sustituido por los baberos de máquina y cepillo.

Esto se proliferó a tal nivel que los maestros barberos como el  recordado Don Suárez , de la barbería que tenía su propio nombre, y funcionó frente a la Cantina La Verona en Santa Ana.

Otro maestro barbero que tenía de apodo 40 pelo, a su barbería estaba ubicado al lado de la Panadería La Venezolana, en calle 14 Oeste. Fueron  desapareciendo, y ahora solo quedan los recuerdos de estos personajes  inolvidables.

 

 

Víctor de la Hoz
[email protected]
Periodista

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