Opinión

La verdad, falsedades y ahora la inconciencia

10 de junio de 2020

El país vive unos de los  momentos más difíciles de su historia. Ni la injusta y cobarde agresión militar de los Estados Unidos, nos puso en tan momento de encrucijada.

Estamos ante la verdad y la falsedad. La verdad, en manos de una realidad que no es nuestra sino de toda la humanidad, y la falsedad en manos de un grupo minoritario que ha tomado como base de operaciones las redes sociales, una herramienta maravillosa adicional para informar. Objetivo provocar una convulsión social e invitar a los políticos a lo suyo destructivo.

Ante estos dos elementos, hay que considerar la inconciencia de muchos, la que es aprovechada por los la falsedad. No comparo esta situación entre el bien el mal, pero lo que ocurre puede llevarnos a una catástrofe respecto a la presencia, entre nosotros, de un virus denominado corona o el virus de Wuhan.

En la América Latina, el daño en seres humanos hasta el momento están en una afectación de 3,234,875 millones provocando la muerte en 54 países, de 179,394 personas.

Con este cuadro aterrorizante, regreso al plano nacional para señalar que coronavirus ha provocado una afectación en unos 16,004 panameños y ha dejado el luto y el dolor en miles dolientes, que al día de hoy lloran la partida de 386 de sus seres queridos, sin poder asistir a sus funerales.

No es un relajo lo que se vive. Mientras la mayoría de los comunicadores sociales comprenden la letalidad del coronavirus, otros desde sus agendas ocultas – porque los muertos no son de ellos -  todos los días llaman a la discordia, la desobediencias y el enfrentamiento, sin medir que si seguimos así pronto estaremos inmerso en lo peor que pueda ocurrir sino se toma conciencia que los muertos no podemos convertirlos en simple cifras estadísticas.

Corona virus, no solo está destrozando vidas y enviando a cuidados intensivos a 405 panameños hospitalizados en todo el país, está destruyendo la economía con un efecto social de gran impacto en nuestra clase trabajadora que día a día lucha por el bienestar de los suyos. 

Frente a esta situación real se impone una agresividad estatal en el mensaje de la comunicación social más evidente con fortaleza, sin paños tibios y con la imagen del cuadro de dolor y muerte que se vive. Lo peor está por llegar. Regresa y quédate en tu casa. 
 

 

Roberto Rolando RODRIGUEZ
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