Opinión

Las cárceles y el Covid-19

26 de mayo de 2020

En Panamá el sistema carcelario está caracterizado por una sobrepoblación que incide en el hacinamiento, el ocio y la violencia.

Existen áreas conocidas como galeras que albergan entre 300 a 500 internos y que en sus zonas aledañas existen aguas negras y mucha contaminación. Y no solo son los internos, sino que los custodios y el personal administrativo se encuentra laborando en espacios reducidos.

Con el ingreso del Covit 19 a Panamá, rápidamente se han incrementado los contagios y las medidas de bioseguridad para la prevención se han hecho un tanto difíciles pues no existe el presupuesto adecuado para implementarlas efectivamente. 

Sabemos que el Covit 19 está ya en las cárceles pues se han reportado casos tanto en la zona de La Joya y La Joyita, como en la cárcel de mujeres y otras instituciones carcelarias lo que ha generado algunas manifestaciones por los internos para que se tomen las acciones necesarias y se evite el contagio y su propagación.

En las cárceles se deben preservar los derechos humanos de los internos siguiendo lo indicado en las reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos de las Naciones Unidas para su protección.

En el ambiente actual de hacinamiento y contaminación, las cárceles se constituyen en el reservorio ideal para la propagación del Covit 19.

Además, con los recortes presupuestarios a las diferentes instituciones gubernamentales, los Centros Penitenciarios pueden haber recibido una menor asignación presupuestaria.  

Se tiene que considerar que los internos de las cárceles panameñas son seres humanos que poseen también primariamente el derecho a la vida y a la salud, por lo que se deben tomar medidas sanitarias estrictas para que esta población no se contagie bajo los efectos de este mortal virus.

La crisis nacional que estamos viviendo mantiene a los panameños con diferentes alteraciones de orden social, económico y de salud.

La población de nuestros centros no está exenta de estos problemas y que dadas sus condiciones se encuentra potencializada.

 

 Omar O. López 
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* El autor es criminólogo y abogado. 

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