Panamá y Talitá Kum

La Biblia cristiana recoge ese hermosos pasaje cuando Jesucristo vuelve a la vida a una jovencita, diciéndole Talitá Kum, ”jóven  levántate”. Así deseo que nuestro Panamá, sumergido en una situación penosas  espero transitoria, de ausencia de valores morales y éticos, se oriente  hacia mejores senderos, sobre todo para los jóvenes y más necesitados.

Post-invasión, han pasado  gobiernos denominados democráticos, dejando con excepciones, una imagen de corrupción y despilfarro en el uso de  nuestros impuestos. Nuevos ricos que quizás no puedan justificar el origen lícito de sus signos externos de riqueza y lo  peor, haciendo críticas contra la corrupción.

Una  ausencia de justicia objetiva en algunos casos  y una impunidad percibida  fortalecen esa imagen simbólica de un país casi muerto. Nos enfrentamos a un nuevo quinquenio Presidencial y Legislativo.

Albergo y creo como otros panameños, la esperanza sustentada en el discurso electoral de nuestro Presidente Laurentino Cortizo Cohen y reiteradas intervenciones ya en ejercicio de funciones que se auguran mejores días para la nación.

El gobierno entrante se encontró con una significativa cantidad de problemas represados. Inseguridad ciudadana, salud, educación, escasez de agua potable, agro en crisis, desempleo, economía maltrecha, etc.

Las señales de liderazgo  en un gobierno que parece mostrarse intolerante al despilfarro, a la corrupción , pésimos servicios públicos y a otras desviaciones  de la administración gubernamental marcan  nuestras primeras percepciones en positivo.

Los buenos augurios de un crecimiento económico en medio de tempestades mundiales  fortalecen nuestra fe. Un pacto nacional en problemas sensibles  de Estado pueden ser  también herramienta para que Panamá  avance. Todos debemos aportar y contribuir con los sacrificios necesarios.

Los servidores públicos  no útiles en esta marcha, deben ser destituidos. No importa jerarquía ni afiliación partidaria, compadrazgo etc. Es un quinquenio delicado. De esperanzas. Panamá, ¡levántate! 

Eduardo A. Reyes Vargas
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* El autor es médico.