Opinión

El “laberinto” de nuestras leyes

17 de febrero de 2020

El pasado día domingo, en la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, mi gran amigo y hermano, el sacerdote Antonio Zufia, desarrolló en su homilía las palabras del evangelio donde Jesús anunciaba que no había “venido a abolir la ley, sino a darles plenitud”.  

Es decir, desde aquellos tiempos la enseñanza bíblica nos hablaba de la importancia de cumplir con las normas legales que rigen nuestra conducta. Y en base a ello, Zufía destacaba el papel de las leyes, pero igual sostenía que “la codificación se convierte en un laberinto toda vez que son tantas que a la larga uno no sabe por dónde escapar”.

Igualmente se preguntaba sí en realidad son necesarias todas ellas para regular la acción humana, o sí realmente las mismas buscan justicia y desarrollo social para todos, en especial para los más vulnerables.

 Excelente reflexión porque en la práctica quienes se llaman expertos en la materia muchas veces lo que hacen es utilizar estas reglas para evitar el castigo a quienes violentan la ley. En pocas palabras, olvidamos que lo importante es que haya la “certeza de castigo” para quiénes bien lo merecen.

Para mi amigo sacerdote todo se fundamenta en una buena educación en el hogar, recordando que Jesús nos invita a respetar la ley de Dios, basada en el amor a él y a los demás.

Creo que lo trascendental es realizar cambios a nivel de nosotros mismos, transformando nuestra capacidad de perdonar y entender que debemos buscar el camino hacia un cambio verdadero, cumpliendo como ciudadanos y por tanto, observando el cumplimiento de las leyes. 

Coincido que todos debemos luchar por una transformación real en nuestro comportamiento. Entender que las leyes, tanto la de Dios como la de los hombres, existen para que las respetemos. Ojalá que mi interpretación haya sido la correcta. No pretendo otra cosa. Así de simple. 

Euclides M. Corro R.
[email protected]
* El autor es periodista. 

TE PUEDE INTERESAR