La cultura de “pedir”

Hace algunas semanas escuchaba a mi gran amigo y hermano Juan Carlos Tapia referirse a la diferencia entre la cultura oriental y la nuestra. Mientras que en aquella otra parte del mundo desde niños eran enseñados a ofrecer, acá ocurre todo lo contrario cuando nos hemos acostumbrados siempre a exigir.

Por coincidencia, tuve la oportunidad de ver un video donde un humilde niño japonés de escasos tres años, veía como su madre partía un mango y él tomaba la primera porción y se la llevaba a su abuelita que estaba en una cama. Luego tomaba otra y se la entregaba a su hermanita que estaba leyendo, Y por último, cogía una para él. Por formación y tradición nos hemos acostumbrado a pedir y nunca ofrecemos nada a cambio.

Un ejemplo: demandamos aumentos salariales y jamás dentro de la negociación nos preocupamos por anotar que a cambio haremos un mayor esfuerzo para producir más. Igual ocurre en las acciones del gobierno. Solicitamos más seguridad, más oferta de empleo, más limpieza, más de un montón de cosas y muy pocas veces nos encargamos de señalar qué haremos a cambio.

Por ejemplo, nos quejamos de la gran cantidad de basura que nos inunda, especialmente en las áreas más humildes, pero nada hacemos para no regarla y tirarla en cualquier forma. Protestamos por la falta de agua y nos olvidamos, precisamente en esas áreas que reclaman este “derecho humano”, a comprometernos a cuidarla y pagar por la misma.

Reclamamos por el buen estado de los planteles escolares, y esperamos que esta tarea sea responsabilidad exclusiva del Estado, y jamás nos preguntamos porque se deterioran cada año y permitimos que sean devastadas por los amigos de lo ajeno. En fin, pienso que es hora en que como ciudadanos, así como pedimos transparencia en todos los niveles de la administración pública, también nos corresponde olvidarnos del “juega vivo” que tanto daño nos hace. Es hora de estar a favor de un cambio que nos involucre a todos por igual.

* El autor es periodista. 
 

Euclides M. Corro R.
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