Opinión

Atrocidad que hay que corregir

25 de noviembre de 2019

Entre muchas de las arbitrariedades reveladas por los famosos “ValerasLeaks”, figura el caso de la afectación a la empresa NG Power, donde los tentáculos del poder influyeron a causar un daño enorme contra la población, el comercio y la industria, impidiéndoles contar con un sistema energético más barato.

a información muestra el grado de indefensión en que puede quedar un país cuando quienes llegan a gobernar utilizan el poder para torcer la justicia, creando serias interrogantes sobre la libre empresa y la seguridad jurídica que deben regir en cualquier sociedad democrática. He leído suficiente información al respecto y coincido con los que reclaman que el tema no debe ni puede quedar impune, sino que por contrario, iniciarse las investigaciones y que los responsables de este atropello reciban todo el peso de la ley. 

La NG Power ganó en buena lid la licitación para realizar un proyecto de energía a base de gas que colocaba en desventaja a otras empresas del país que aún utilizan un porcentaje de búnker, lo cual las afectaría en sus intereses.  

Pero la ambición de algunos sectores fue determinante para impedir que en Panamá se dieran las garantías para una competencia justa, la que tendría una tremenda influencia en reducir el costo de vida de miles de familias, creando fuentes de empleo y ampliaría el desarrollo. Personas entronizadas en ETESA, la ASEP y la Secretaria de Energía, no solo se confabularon sino que conspiraron contra una iniciativa privada, sin importar que en defensa de sus derechos ya la Corte Suprema le había dado el voto favorable a su reclamo. 

Sin embargo, otro era el interés del Ejecutivo y eso fue suficiente para acabar con el esfuerzo de inversionistas panameños, ecuatorianos, españoles y norteamericanos que creyeron en la seriedad de nuestro país. En definitiva, esto no puede quedar así, ni los panameños lo podemos permitir. Es hora de corregir esta atrocidad de la administración anterior. Ese es el único camino que nos queda en apego a la justicia.

Euclides Corro 
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* El autor es periodista.

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