Opinión

El pecado de los “VarelaLeaks”

11 de noviembre de 2019

Más allá de la legalidad o no de los famosos “VarelaLeaks” y sus escandalosas revelaciones sobre las intrigas y solapadas acciones del ex presidente del país. Lo único cierto es que en este enredado mundo de conspiración participaban altos funcionarios, empresarios y políticos conocidos.

Pareciera que no fue suficiente que los panameños heredáramos un país en quiebra, una justicia selectiva y muchos posibles actos de corrupción, para que ahora nos encontremos con un sitio en el internet donde se revelan muchos de los textos intercambiados por el señor Varela en el marco de una trama donde el descaro y la desvergüenza campeo indiscriminadamente.

El propio Juan Carlos Varela aceptó públicamente que mucho de lo que ha trascendido es cierto, aunque en evidente intención de descalificar, añadió que gran parte de los textos fueron manipulados; es decir, utilizados con el afán de hacerle daño, supongo.

Sin embargo, toda esta historia nos ha impactado porque ya no hay dudas sobre un historial de acciones donde el poder Ejecutivo en contubernio con otras altas autoridades del sistema judicial, este último fue monopolizado para dañar reputaciones y decidir a quién sí y a quién no se le podía perseguir en afanes inauditos de venganzas personales y políticas.

Creo que nadie podrá reponerse de este escándalo. Tendrá que pasar mucho tiempo antes de que los panameños comencemos a creer en que contamos con una justicia imparcial en la que los delincuentes sean castigados y la gente inocente protegida.  

La única esperanza que nos queda para que esto último ocurra, es que todos aquellos que figuran en estos intercambios de conversaciones de texto captados de los celulares que utilizaba el señor Varela, tengan la dignidad de renunciar y confesar sus culpas. 


Es hora que salga a relucir el Panamá decente que todos sabemos que todavía existe, donde la gente que se esfuerza por hacer las cosas bien tenga la seguridad que la época de la impunidad llegó a su fin. Ojalá que esto sea así.

Euclides M. Corro R.
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* El autor es periodista. 

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