El cuidado de los pies del diabético

Los daños a los nervios en un diabético se expanden por todo el organismo; son más frecuentes los daños hacia las extremidades inferiores, donde se manifiestan alteraciones sensoriales en los pies. 

Los síntomas pueden ser calambres, dolor adormecimiento, hormigueo, pulsos, o sensación de corriente eléctrica, pasando en otras ocasiones por adormecimiento, pesadez y hasta sensaciones anormales que algunos pacientes describen como caminar sobre pequeños almohadones. 

La pérdida de la sensibilidad constituye un extremo del daño a los nervios en las extremidades inferiores y deja al organismo indefenso para detectar lesiones pequeñas que se producen con frecuencia y que podrían haberse corregido de ser detectadas tempranamente. 

De manera que en algunas ocasiones, vemos que una uña encarnada, una ampolla por un zapato apretado, una herida punzante por una espina un clavo o una tachuela terminan convirtiéndose en la puerta de entrada para microbios agresivos que llegan incluso a atacar a los huesos del pie requiriendo en esos casos tratamientos intensos que pueden llegar hasta la amputación. 

La Organización Mundial de la Salud revela que cada 30 segundos se amputa el pie a un diabético en alguna parte del mundo. Sin embargo, las medidas que más impacto tienen para salvaguardar la salud en este aspecto son simples sencillas y baratas.

El aseo diario, el corte adecuado de las uñas, el cuidado de la piel, la elección de un buen zapato y calcetines, la utilización de una inspección visual diaria, la atención por personas correctamente entrenadas en el cuidado de los pies y la utilización de medicamentos tempranamente para corregir las heridas que pueden presentarse. 

No hay que soslayar que la mejor medida de protección contra los pies es el control adecuado de la diabetes a través de un plan de alimentación, un plan de ejercicios, los medicamentos correctos, el control médico periódico y el automonitoreo de la glicemia cada día.

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Dr. Edgardo Gaitán
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