Ahora le toca a Cortizo
Hace unos días, en el diario El Panamá América (Opinión), se publicó el artículo del señor Andrés L. Guillén: “La sexualidad del género”. Titulo interesante; pero debió entenderse al revés. Es decir: “El género de la sexualidad”. Y, estamos ante el lenguaje de género, en donde “hombre” puede significar “mujer”, “niña”, “mamá”. O lo que sea, porque el significado de las palabras lo dan los sentimientos, no la realidad.
Además, no había dónde escribir un comentario. El rechazo de la IDG no es religioso, sino científico. Pero, se insiste en plantearlo de aquel modo. para presentar los dogmas de género favorables a todo el catecismo laico de la IDG, que ahora “no existe”.
Nadie discute los métodos ni medios e instrumentos que reclaman para el placer sexual entre ellos mismos y de los que pueden disfrutar física, mental, espiritual y contranaturalmente según su interpretación de la libertad y los derechos humanos.
El problema es que su interpretación de la sexualidad humana e no corresponde a la verdad y caen en lo patológico y lo anormal. La verdad del acto sexual es la fecundación, finalidad natural, con sano placer, sin daño. La naturaleza manda. ¿O, no? Investigaciones científicas demuestran los altos índices de ETS y de suicidios que entre los jóvenes homosexuales, por los daños sufridos.
En Panamá, el “imperialismo ideológico” LGBT+ tiene como objetivo impulsar la agenda de la sexualidad de género, como en España y otros países “progresistas”- Lo trataron fuertemente en el gobierno anterior, con la vicepresidenta como cantalante. El presidente Varela los frustró. Igual lo hizo Martinelli, antes. Como lo hacen firmemente los de USA y Rusia, Trump y Putin.
Ahora, atacarán a Cortizo. Pero, no creo que el presidente caiga en la trampa. Puede estar seguro de contar con la inmensa mayoría del pueblo, de todos los partidos y el votante independiente.
* El autor es periodista
Miguel Espino
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